
Los páramos, también conocidos sólo como "páramo”, son ecosistemas de montaña andinos que pertenecen al Dominio Amazónico. Se ubican discontinuamente en el Neotrópico, desde altitudes de aproximadamente 2900 msnm hasta la línea de nieves perpetuas, aproximadamente 5000 msnm.
Van desde Colombia hasta el norte del Perú. También existen pequeñas extensiones de páramo en Costa Rica y Panamá.[1]
En Venezuela, Colombia y el norte del Ecuador están caracterizados por la presencia de los "frailejones" que pertenecen al género Espeletia (más de 200 especies); además de los "frailejones", hay muchos géneros y especies vegetales endémicas del páramo, y también hay vegetales de amplia distribución pero que no son los determinantes.
Dada la (pequeña) controversia que existe sobre si jalca (nombre usado para este tipo de ecosistema en el Perú) y páramo son o no la misma formación, a veces en el Perú se usa el término combinado páramo-jalca. En términos generales, si se acepta que la jalca es otra cosa que el páramo, entonces dentro de lo que se considera típicamente como páramo desde Venezuela hasta Ecuador habría tantas diferencias internas que en aras de la coherencia se necesitaría una gran cantidad de otros ecosistemas diferentes (un páramo venezolano con frailejones sobre terreno pedregoso y seco es mucho más diferente de un páramo ecuatoriano oriental húmedo, que la jalca peruana de un páramo de pajonal típico en los cuatro países).
impotancia de los paramos
La visita a un páramo es una experiencia singular, pero para ello hay que dotarse de una visión diferente, que se eleva más allá de la majestuosidad de las montañas o de los cielos generalmente azules, imponentes, y que se detiene en lo pequeño, en lo micro, en lo que nuestros ojos tal vez no captan a primera vista, pero que se presenta y abre ante nuestras retinas asombradas, cuando nos detenemos a admirar las minúsculas florecillas, las hierbas que se esconden debajo de nuestras plantas, los arroyuelos cristalinos que se riegan por doquier.
Estos ecosistemas maravillosos son dignos de atención y de muchísimo cuidado: son sumamente frágiles, se deterioran y también en ellos los cambios climáticos están haciendo estragos evidentes, con los consiguientes peligros que entraña su deterioro o su desaparición.
Claro que frente a la lujuriosa vegetación de los trópicos, de las zonas amazónicas o de la costa ecuatoriana, parecería que los páramos aparecen como menos deslumbrantes, menos vistosos, menos coloridos e impactantes frente a las retinas, pero todo ello no deja de ser un decir, una apariencia, porque la importancia de los páramos y específicamente de los páramos andinos, es enorme; está ligada con la producción de agua, sin la cual no es posible la vida. Podríamos decir, incluso, que buena parte de la llanura amazónica, de su riqueza, de su biodiversidad, no sería posible, sin el aporte que los páramos andinos le entregan, con el deslizarse de sus aguas y el desprendimiento de sus limos, de su tierra generosa.